Portillo, un pueblo con siglos de tradición alfarera
Portillo, en la provincia de Valladolid, es un pueblo artesano por excelencia. Desde hace décadas ha albergado a profesionales del barro, dado que los alfareros tenían a mano tanto la materia prima, el barro, en los aledaños del pueblo, como el combustible para sus obradores en la tierra de pinares a la que pertenece esta localidad española de Castilla y León.
Portillo, en la provincia de Valladolid, es un pueblo artesano por excelencia. Desde hace décadas ha albergado a profesionales del barro, dado que los alfareros tenían a mano tanto la materia prima, el barro, en los aledaños del pueblo, como el combustible para sus obradores en la tierra de pinares a la que pertenece esta localidad española de Castilla y León.
Desde el siglo XVIII, mantiene su importancia como núcleo alfarero en España, tanto por el número de talleres como por la calidad de sus productos. La época clave de esta industria alfarera se desarrolla en los años 50, cuando contaba con unos 60 alfareros y 30 talleres en un casco urbano que no superaba los 2.000 habitantes.
Actualmente, son 10 las empresas que conservan este oficio que, tradicionalmente, incluye estos pasos:
- amasar, para que la pella de barro sea más dúctil
- tornear, alzar y moldear la pieza con el torno y las manos
- secar, para que el barro pierda el agua
- atender la pieza, para corregir pequeños defectos
- vidriar y aplicar el esmalte a la pieza
- encañar, colocar las piezas en el horno
- cocer, hornear hasta 1.000º centígrados durante 10 horas y
- deshornar sacar los cacharros del horno.
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